¡Feliz Día de Reyes!

 

Recordando a los Tres Reyes Magos 

 

 

     Cuando era niña me ilusionaba mucho el Día de Reyes, recibía mis regalos, lo pasaba extraordinariamente bien en familia, en compañía de mis padres, hermanos, abuelos, tíos y primos. Ese día se gozaba. 

    Según fui creciendo aumentó mi curiosidad de quiénes eran realmente los Tres Reyes Magos porque mis amigos decían que eran su papás y que los Reyes no existían. Así que, en unas Navidades, me propuse investigarlo. Y una noche como ahora, víspera de Reyes, me propuse llevar a cabo un plan para comprobar quiénes eran. Y en presencia de mi madre, abuela y demás familiares escribí una cartita a los Reyes, pidiéndoles unos regalos y que al leer mi cartita me respondieran a ésta, así yo sabría que ellos existían. ¡Era mi gran prueba!

    En la cartita les pedía unos juguetes y sus respuestas. Al terminar de escribir mi cartita, corté la hierba para los camellos, la amarré y les puse agua, todo debajo del árbol como es tradición. Al otro día, cuando me desperté, encontré una respuesta a mi cartita. Debajo del árbol y entre los regalos estaba un pedazo de cartón escrito en letra de molde dirigido a mí. Los Tres Reyes Magos me habían contestado. ¡Qué emoción había en mi pecho ese día!. Comenzaba la cartita diciendo:

Querida Joyleen:

Como has sido una buena niña aquí te dejamos lo que pediste...

Con amor,

Melchor, Gaspar y Baltasar

    Más tarde, cuando me encontré a mis amigos y comenzaron a decirme que sus padres les habían dejado debajo del árbol los juguetes que querían, me fui en debate con ellos diciéndoles que los Reyes existían, que no eran los padres, que yo tenía la prueba. Yo creía y punto, aunque se rieran de mis argumentos.

    Con el tiempo descubrí que era una tradición. Me dio una tristeza tremenda. Pero se quedó en mi mente quién me había escrito la carta de los Reyes Magos. Mi madre no quería decirme y por tanta insistencia un día me dijo:

- Bien, te diré quiénes eran los Reyes que te escribieron aquella carta.

- ¡TU ABUELA! 

    Me sentí muy triste en aquel momento pero hoy me emociona recordar ese evento. Como quisiera tener a mi abuela conmigo ahora mismo y junto a esa carta. El esfuerzo de mi abuela por mantener mi ilusión e inocencia fue hermoso y asombroso, y no tiene precio. Nunca la olvidaré y espero que el Niño Jesús y los Tres Reyes Magos la compensen con cosas bellas en el Cielo. 

    Hoy, ya en mi adultez, le vuelvo a escribir una carta a los Tres Reyes Magos. Pero esta vez no pido nada para mí. Si deseas conocer mi carta, te invito a que la leas en:

Enlace: CARTA A LOS TRES REYES MAGOS

 ¡Feliz Día de Reyes!